lunes, 21 de noviembre de 2011

20-N ('N' de NO es una broma)



¿Te cuento un chiste? Mariano Rajoy será el presidente del Gobierno de mi país. Se acabó el chiste.


Y se acabó la sanidad pública, la educación de calidad y el derecho inquebrantable de poder acceder a ella, los medios de comunicación neutrales, las ayudas e inversiones sociales… ¿y los derechos de ciertos colectivos? No lo sabemos, ¡no se quiso mojar!

Enhorabuena España. Lo más suave que nos puede pasar de aquí a unos cuatro años es que nos convirtamos en un chiste. Para tener al frente del ejecutivo a un maricón (con todo mi amor a mis tocayos de la otra acera) el futuro del país más que color arcoíris, pinta tirando a negro carbón.



Y dormir tanto y tan profundo que, al abrir los ojos,
todo esto no haya sido más que una pesadilla muy real…

domingo, 13 de noviembre de 2011

Diferencias irreconciliables




Mira las estadísticas, no es tan raro. Todo el mundo se divorcia.

Ya, pero ¿nosotros? Nosotros no… Pensé que sería para siempre.

Yo también… Fallo de ambos por acostumbrarnos a salirnos siempre con la nuestra. Nos dejamos llevar por lo fácil que había resultado hasta entonces... Y nos olvidamos de que podía haber malos tiempos.

Pues nos preparamos ahora, ¿vale? ¿Qué te parece?

Que no. Que no funciona así… (sonrisa resignada) Además estoy harto de ti, de que siempre andes con la cabeza en las nubes, pensando mil planes y sueños, emocionándome para que luego no pase nada de nada...

A mi también me duele, ¿eh?




Es una tapadera, shhhh… No quiero contártelo, pero lo ibas a descubrir:

Sonrío primero para evitar que las sonrisas ajenas me pillen desprevenida y me desarmen cruelmente. Me acerco yo, uso cualquier frase, improvisada o no, y marco las pautas. Así es más sencillo.

Llevo la voz cantante porque me aterra quedarme sin voz si me susurran al oído o me embisten sin frenos.

Si yo empiezo, yo acabo, yo dirijo. Al menos de cara a la galería. Nada es tan fácil como elegir que careta vestir de cara a la galería…

Pero no si tú estás presente. Rompes la goma de mi careta, la máscara se cae mientras se desbarajusta mi fachada ¿y tú no lo ves?

Son señales tontas, pequeñas pero importantes a la vez… Sostenme la mirada y no sabré donde meterme, a donde mirar. Guiñame un ojo y olvidaré hasta mi lengua materna.

Y si me sonríes —Dios, que sonrisa— no necesitarás caballos de madera, toda Troya se rinde a tus pies.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Una del montón (otro cogote más)


Eras tan perfecta... Y besabas muy bien.

Pero ahora no recuerdo casi tus besos y no eres muy perfecta ya, no...

Me hiciste comprobar que no eras tan etérea, que podías joder al personal como la que más, y que lo hacías de forma vulgar, como cualquier hijo de vecino.

Hasta te equivocas y culpas a otros igual que hacen muchas veces los mortales. O te dejas ningunear cuando te roban la voluntad y personalidad como si fuera de quita y pon.

No digo que no seas especial, ¿eh? Estoy firmemente convencida de que lo eres... Creo. Pero no ahora, ni antes, y has logrado que no merezca la pena averiguar si lo serás más adelante.

Y en el fondo creo que es hasta triste...

domingo, 24 de julio de 2011

'Todas las canciones hablan de ti de mi'




Escuchar una canción hasta desgastarla.

Hasta reinventar su coreografía mil veces,
extenuar el sentido de su letra,
robarle cada gramo de importancia
y dejarle tantas fuerzas
como las de un recuerdo en una mente con alzheimer...


Hasta que sea lo que nunca fue, solo música.



domingo, 17 de julio de 2011

Chin, chin


Un brindis, si, un brindis. O los que surjan.

Un brindis… un brindis por ti.

Un brindis por estar de nuevo frente a una pared, preguntándome que hubiera pasado si…

Un brindis por cada uno de esos continuos ‘ysi, ysi, ysi’, cuya reminiscencia duele más que cualquier golpe contra ese muro.

Un brindis porque el tiempo es sabio, pero demasiado lento.

Un brindis porque el tiempo es sabio, pero yo no, y no aprendo a ser más valiente y menos orgullosa; porque no consigo recordar que la dignidad y la cabezonería no son lo mismo; porque para cuando lo hago, ya es tarde. Y todo vuelve a pertenecer al pasado y se convierte en otro ‘ysi’ que agregar a la lista. Otro brindis más, entonces.

Un brindis por ese efímero momento en el que creo haber aprendido la lección… y no, solo estoy repitiendo curso. Otra vez.

Y ahora un brindis por cada día que trato de no pensar en ti sin lograrlo. “Camarero, ¡otras tres botellas de lo mismo!

lunes, 21 de marzo de 2011

Primavera



“¿Qué le sirvo hoy?”


“Hmmm… tengo ganas de amor… si, de un poco de amor, por favor. Pero que sea fácil y bonito”

“No tenemos nada de eso. Lo sentimos mucho pero, que merezca la pena, nunca hay nada tan sencillo”


“Oh, ya… vale, en ese caso no quiero nada… gracias de todos modos. Adiós”

“Adiós”

sábado, 19 de febrero de 2011




Siempre con las astas listas. La cabeza gacha, el cuello tenso, las piernas medio flexionadas y una pezuña removiendo la tierra con rápidas pasadas. Nunca disfrute de la violencia, pero si se trataba de protegerme, no escatimaba en fuerza. Acompañaba la posición de defensa con fuertes resoples de nariz y dos ojos mirando al frente desde abajo. No perdía ojo de un solo detalle, y podía pasar tanto tiempo sin que cambiara de postura. Completamente preparada para embestir en cuanto alguien pretendiera cruzar los alrededores...


La primera vez que nos vimos sonreímos de soslayo, no sé quién primero, y te colocaste junto a mí, haciéndome llegar tu perfume. Lo advertí y recordé para siempre desde la primera olisqueada. Pero sin perder la posición ni un instante, por supuesto. Tú te entretuviste entonces recorriendo mi lomo con encantadoras caricias, riéndote tan cerca de mi oído que las carcajadas vibraban en mi rostro, y rozando mi hocico con suavidad y calma, toda la calma que yo necesitaba. En esos momentos, podía reclinar el morro hacia ti, relajar mi cuello, e incluso detener mi pezuña y dejar de levantar polvo. Aunque eso no cambiaba nada. Nadie tenía permiso para acercarse, ni mostrar intención alguna de hacerlo.