¿Y qué?

Te odio. No te soporto, cuanto mas tiempo pasa, mas insufrible te vuelves y cuantas mas veces te veo, menos te aguanto. Tan insoportable, que no creo ni que seas consciente de ello, solo te comportas tal cual y como siempre, desquiciándome incluso con unas palabras, una mirada, un gesto... Te odio y ya no te quiero ni oler a kilómetros, ¡eres un mal día constante...!


¿Y qué, si te digo todo esto con lágrimas en los ojos? Es por el maldito polvo que inunda el aire de esta habitación. Solo eso. Vete ya, ella te espera.

¿Y que si grito, y que si te miro..., y que si lloro? Vete... por favor...

Adivina, adivinanza...

Si imaginaras lo doloroso que resulta cuando olvidas que no tienes que quererme, lo abominable que llegas a ser en tus momentos mas dulces, lo mucho que te odio cada vez que consigues que solo te quiera más...

Si apenas imaginaras una pequeña parte de todo...

¿Desde cuándo sacudir el primer golpe es garantía de una victoria segura? Sólo supone un buen principio... Es el desarrollo quien dicta la sentencia para un final feliz.

Destilábamos química, y coleccionamos todos los ingredientes para interpretar una clásica historia de comedia romántica. Estábamos en esa escena, presente en todo guión que se precie, donde con sólo un chasqueo de dedos seríamos algo más. Dos sonrisas preciosas esperando ese pequeño gesto. Pero nadie llego a mover los dedos.


Si el director no dice “¡Corten!”, si las luces no se apagan y yo permanezco en mitad del plató, ¿cómo esperas que me espere ese final? Lo nuestro no era una película, apenas llegó a cortometraje. No sé si por falta de presupuesto, de tiempo o problemas en producción, pero la carta de despido llegó cuando me tenías con los ojos cerrados y escuchando atentamente el aire en busca del reconocido chasqueo.


Y ahora que leo los créditos, encuentro mi nombre entre los secundarios. Seré una diva, pero el tener tan ínfimo papel en tu vida me esta matando..

11 de Febrero

“Joder... para odiar ese día y pasar completamente de él, bastante nos esta afectando, ¿no?” me dices con los ojos aun más húmedos que los míos.

Que desastre... pienso mientras me río contigo. “Maldito San Valentín”

No me gusta, creo que nunca lo ha hecho... pero este tiene algo asquerosamente especial. Quizás es solo que este San Valentín esta a la vuelta de la esquina y los demás resultan demasiado lejanos para tener el mismo peso... quizás. ¿Pero porque nadie sonríe? Y no me refiero a ti y a mi... Me refiero a nuestro alrededor, a nuestro mundo... tu divagas diciendo que todos sufren desamor. Cuando ves que eso es difícil, argumentas que los que si andan emparejados, no están con quien quieren o no saben ni con quien están...

Me vuelvo a reír. Quizás tengas algo de razón... al menos yo misma solo puedo pensar en ella, en quien no debería. Desaparece la sonrisa de un plumazo. Total, ¿qué importa? Si parece que nadie es capaz de sonreír... ¡y estamos en la cuenta atrás para San Valentin!

“Llámame ilusa pero... ¿no deberíamos rezumar todos amor, o al menos un alto porcentaje de la población?”

Te encoges de hombros como sabia respuesta “Psssi...” farfullas sin ganas. Compartimos una mirada más insulsa que tu propia afirmación.

“Quedan tres días. Que se pasen rápido, por favor...” gruño molesta conmigo, contigo, con ella y con quien se ponga por delante.