jueves, 24 de junio de 2010

De repente... Le Odnum



El mundo al revés llegó de golpe una mañana. Me desperté y ahí estaba: tan idéntico al auténtico que costaba descubrirlo.

Seguía habiendo polis y cacos (pero tenías que pararte a apreciar quién perseguía a quién), profes y alumnos (atendiendo y enseñando respectivamente), hijos y padres (resultaba ridículo ver a un adulto pulgar en boca y arropado en el carrito), etc. Todo igual, aunque diferente. Yo acababa de despertarme y, entre bostezos, esos pequeños detalles se escaparon a mis atorados sentidos.


Por eso cuando tus labios se plantaron sobre los de ella en lugar de en los míos, fuiste una doble ayuda: lograste espabilarme del todo y a la vez me serviste de aviso para descubrir que el mundo se había dado la vuelta.


Y aunque agradezco tu caballeroso gesto, de haber sabido lo que me depararía esa mañana, aún hoy seguiría entre las sábanas, negándome a salir.
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lunes, 14 de junio de 2010

Teoría y Práctica sobre: "como acabar de princesa de un cuento infinito, 2ª parte"



“Tú no debías estar aquí” Jamás te lo dije. Hubiera sido una crueldad (y no hay peor clase de crueldad que las innecesarias). Al fin y al cabo, las dos lo sabíamos. Cada vez que el eco se hacía con los silenciosos pasillos del castillo, no nos traía de vuelta nuestras conversaciones, sino su nombre. Sonreíamos y fingíamos no escucharlo, nos dábamos la mano y echábamos a andar por las habitaciones de una fortaleza en la que tú nunca debiste entrar ni yo dejarte hacerlo.

Fue un lapsus, un pequeño error que ambas intentamos convertir en acierto. “Pero no podía funcionar”. Eso tampoco te lo dije nunca. ¿Para qué? Más crueldades inútiles, tú misma me repetías esa afirmación día a día con cada mirada rota.


Nuestro “erase una vez” comenzó cuando entendiste las puertas abiertas y el puente levadizo bajado, como una invitación a entrar. Y no estabas tan equivocada. Solo que no iba dirigida a ti. Además de la entrada principal, las ventanas, cada balistraria y el rastrillo, se hallaban completamente abiertos y sin custodia alguna. Te gustó mi fortaleza y pensaste que habías encontrado un lugar cálido y acogedor, donde poder asomarte y quizás acomodar una alcoba para ti.

miércoles, 2 de junio de 2010

No se trata de poesía (nada en esta historia lo es)



Otra noche más apartando la cara cuando nos encontramos, esquivando las miradas si se cruzan solas, fingiendo no vernos hasta que es inevitable...

Como si fuéramos dos extrañas...

Como si nunca te hubiera conocido…


Como si no quisiera pasar cada segundo contigo y tú que nadie más pasara esos segundos junto a mi...